martes, 29 de octubre de 2019

Juancho y los niños


44 años y reciente vencedor de la Serie IMSA (IMSA WeatherTech 2019), el colombiano Montoya recibió un beso de Rubens Barrichello en el Hermanos Rodríguez de México mientras le hacían una entrevista, y devolvió después la jugada al brasileño abrazándole mientras lo entrevistaban. Rubinho llama cariñosamente «Gordo» a Juan Pablo en redes sociales, y el de Bogotá se descojona vivo.

Juancho sigue pareciendo un toro bravo a pesar de las canas, quizás por eso me apetece dedicarle unas líneas de agradecimiento por todo lo que significa para el automovilismo deportivo latino.

Los british le trataron mal en Fórmula 1. Los medios de las islas también le llamaban gordo, pero en áspero e hijoputa, con mirada por encima del hombro incluida. En realidad los británicos nos han tratado mal por costumbre. A Checo lo ningunean, de Esteban dijeron que era un protegido, como de Bruno. Carlos Reutemann, el Gaucho, siempre fue para ellos el piloto que se subía a la parra y tuvo que bajarlo de allí el cicatero sir Frank Williams para darle el título a uno de los pilotos más sosos que hemos tenido. Nelson era demasiado sucio, no como Michael Schumacher, que parecía una bailarina de ballet clásico...

Se salvó Ayrton de la quema ya que no había entonces pilotos ingleses a los que agarrarse —a Nigel lo descubrieron (tarde) porque Il Leone era testarudo como una mula, a la manera mediterránea—, y para qué vamos a engañarnos, porque ante Prost cualquier cosa valía. 

Montoya es heredero de una estirpe legendaria que tuvo su inicio en un tal Juan Manuel Fangio, el Chueco, el más grande de todos. Un tipo poderoso que hacía vibrar al público montara el coche que fuese. En realidad, lo inglés no se entiende sin el contrapunto que han aportado los latinos al automovilismo deportivo, hablasen español o portugués, en la intimidad o en público, pero ellos escriben la historia y así se la tragan los neonatos, modernos juntaletras y youtubers, y con ellos me estoy refiriendo a los que siempre tienen el mango de la sartén porque existen numerosos imbéciles que siguen pensando, todavía hoy, que Gran Bretaña les acabará agradeciendo que pongan sus cuartos traseros en pompa a cambio de unas chuches y un ¡te lo devolveré luego, cariño!

Hay poco noticiable de este gigante protagonista y mucho de las enormes virtudes de un Lewis Hamilton cuidando sus neumáticos en México, porque los viejos sabemos que si Juancho formase parte del Circus, un suponer, el británico terminaba haciendo caquita en los calzoncillos. Montoya sigue siendo un puto tiro a pesar de los 44 que calza. Con Pagenaud y Cameron vuelve a sumar un título. Es un lujo poder echar el ratito con él. A ver cuándo Gran Bretaña nos pone un piloto (suyo) que sepa lidiar con un entorno en el que no hay escaleta programada ni cabe un Wolff fingiendo orgasmitos.

A la espera de acontecimientos, os leo.

2 comentarios:

Elín Fernández dijo...

Los puros sangre andan escasos por la F1. Es más, no hay ni se ven en el horizonte.

Cao Wen Toh dijo...

La F1 la han limpiado de pilotos para que el mierda inglés pueda superar al Chumi.