Cuando tomamos café juntos, Ernesto y yo solemos juguetear con las posibles denominaciones sintéticas que adoptaría Red Bull el año que viene si nosotros fuésemos los encargados de elegirlas, evidentemente, y es que aunque parezca un asunto baladí no lo es en absoluto.
Ambos imaginamos que la cosa resolverá en Aston Martin Red Bull Honda por aquello de no martirizar demasiado a los creadores de contenidos, a pesar de que quedan por ahí ese pedazo de desperdicio de bandera de compromiso que suponía TAG Heuer, que no era Renault pero lo parecía tanto que todo el mundo se refería a la austriaca como Red Bull Renault...