Tímidamente, y a mi modo de ver un poco fuera de tiempo, empezamos a reaccionar ante la apisonadora anglosajona.
Hace unas jornadas, Pablo de Villota, quien no necesita presentaciones, nos deleitaba con una inteligente aproximación al British factor en nuestro querido deporte [El insoportable anglocentrismo de la Fórmula 1 que perjudica a Sainz y Alonso]. Días antes, Nürbu apuntaba al mismo blanco aunque mis víctimas en aquel texto eran Verstappen y Norris [Ni perder te dejan], quizás porque no hace falta llamarse Sáinz o Alonso para sufrir el nacionalismo gilipollas y miope de los periodistas isleños.