Una de esas noticias que pasan desapercibidas como las buenas acciones y las alegrías en los telediarios, ha sido la de que mi Felipe está de vuelta.
Escribí no hace mucho sobre lo bien que le había venido al paulista que Pirelli, la Pirelli que no quería interferir en el campeonato, endureciera sus compuestos del verano a esta parte, porque el brasileño, hombre de coraje y temple bridgestoniano, naufragaba de mala manera con las Pirelli, las Pirelli ésas que no querían postularse como juez y parte para no beneficiar a nadie.