Me estoy convirtiendo en un adolescente de tomo y lomo, ya os lo advertía el otro día. Es como si el tiempo corriera para mí en plan Interlagos o Singapur: en dirección contraria a las agujas del reloj, aunque puestos a elegir campo de descuento, me quedaría con Istambul Park y aquel momento épico en que mi Felipe le metía piticlín a Kimi, dejando que Lewis sumara un par de puntos esenciales que a la postre, le permitirían alzarse con el campeonato meses después, en Brasil.
Corría 2008 y como sabemos de sobra, mi paulista preferido siempre ha señalado la carrera de Singapur como el puntal de su debacle. Pero no es así por mucho que se empeñe. Hungría fue crucial, Ferrari lo abría en dos y literalmente, ya que el motor de su F2008 decía basta antes de lo esperado, concretamente en la vuelta 67.