No sé a vosotros, pero este consenso que se ha originado a cuenta de lo que sucedió en McLaren durante la temporada 2007, me está sentando incluso mal.
No es que no me alegre de que las piezas hayan ido encajando poco a poco hasta el punto de que hoy a nadie le extrañe oír que a Fernando le hicieron trizas en Woking. No, no es eso, ni tampoco que me moleste que nuestro paladar se haya acostumbrado a percibir este tipo de matices perversos que nos rodean y que lamentablemente son más comunes de lo que cabría pensar o incluso esperar, permitiéndonos observar desde la barrera las injusticias que se están cometiendo con Webber o Button con un puntito de salud mental, que visto lo visto, hace apenas tres años resultaba impensable, porque cabe recordar que en 2007 éramos pocos y que la abuela no parió ni tanto así, de manera que por aquel entonces, intentar explicar que al Nano le estaban pasando ignominiosamente por la piedra resultaba casi un insulto a la inteligencia.