La situación de McLaren en 2002 y 2003 no puede ser juzgada si no eliminamos primero la sombra omnipresente de la Ferrari de los primeros años de la década.
Sin la escudería italiana, sencillamente intratable, podríamos percibir que McLaren lucha ambos años de tú a tú con Williams, y que aunque pierda la partida un poco por la falta de solidez de los motores de sus vehículos desde 2000 (la serie de V10: FO110J, FO110K, FO110M y FO110 a secas, el más estable de todos), y otro poco por la inestimable contribución del colombiano Juan Pablo Montoya (su nacionalidad nos va a resultar imprescindible en unos párrafos) a la consolidación del equipo de Sir Frank, lo cierto es que son dos temporadas bastante buenas en las que el equipo de Woking logra dos terceros puestos consecutivos en la general de constructores, situándose a muy poca distancia de su eterno enemigo inglés y a bastante más de su inmediato perseguidor (Renault).