Estamos de enhorabuena. Hoy todo es posible aunque mañana... mañana volverán los tragasables y los palanganeros que encuentran debajo de las piedras razones para justificar todo, porque todo es justificable hasta que a las tantas llaman a tu puerta, buscándote, claro, sin importar demasiado si hasta ese instante dormías en pijama, en calzoncillos o en pelota picada.
La cercanía o lejanía de las puertas del paraíso en el Hamid Karzai International Airport nunca dependió de tener los papeles en regla. Siempre hay un talib foráneo o autóctono que jode la marrana e impide el paso o se lleva por delante los planes que hemos hecho. Siempre hay quien delata, quien señala con el dedo y quien aprieta el gatillo o el dogal alrededor del cuello porque algo habrás hecho... No falla, siempre hay alguien.