Esta entrada debía haber cerrado el ciclo de las iniciadas el sábado a las 3 de la tarde, pero ayer, después de comer, bajé al estudio para escribirla como tenía previsto aunque tras comprobar que una prueba como las 24 Horas de Le Mans ha sido capaz de devolver la ilusión a una afición bastante machacada por la Fórmula 1, subí de nuevo para venderme muy barato a Morfeo (el dios, no el protagonista de Matrix).
Más tarde, confieso que se me quitaron las ganas. Había comenzado el guateque y hay aspectos de su liturgia con los que ni comulgo en la actualidad ni comulgaré nunca.