Se acaba mayo y la carretera permanece limpia, tanto que nadie diría que hace unas pocas horas han pasado por ella camiones repartiendo barro.
Ya sabéis, no conviene intentar que la competición se adapte a ti sino que lo pertinente es hacer caso a JFK y preguntarse qué podemos hacer nosotros por ella; y si no has entendido que la rivalidad de Nico y Lewis es legendaria porque sí y no puedes disfrutarla porque no son ni Alain ni Ayrton, es que tienes un serio problema; el mismo que te señala como idiota porque no has disfrutado con el Gran Premio Mónaco o iluso por recordar tiempos mejores que no encajan con ese soberbio marco que destila pata negras y no iniciados a cascoporro, sencillamente porque los segundos osan mostrar una miserable queja ante lo poco que reciben por lo mucho que creen haber pagado.