El mundo rebosa mingafrías, Sebastian. Leo, y no salgo de mi asombro, a tifosi que alardean de serlo, que han claudicado antes que tú y que yo y esperan a Charles y alaban a Lewis como mejor piloto, sin preguntarle al británico si hoy dormirá tranquilo sabiendo que la puñalada que te ha metido en Sochi se debe en parte a que Toto ha sacrificado a Valtteri...
Bienvenido a la aspereza de la ladera oscura del Olimpo. Aquí nadie vale nada y, por eso mismo, lo que se murmura entre sus piedras y arbustos quemados por el frío, vale doble porque está lejos de los focos y el postureo.