Si no hubiese escrito el sábado que Ferrari jugaba a la contra en Spa e hizo durante la clasificación lo que tocaba hacer en territorio hostil [Las carreras son en domingo], seguramente hoy no estaría escribiendo esto.
Vettel, en Bélgica, recuperaba el tono que le alababa en abril pasado [¡Bienvenido, Sebatian!]. Desde luego podemos leer su carrera de Bélgica en términos de éxito o fracaso, pero en cuanto a inteligencia, el alemán demostró estar más interesado en preservar su máquina que en vencer a Hamilton en un terreno que venía como guante de gamuza al británico.