Con la que está cayendo ahí fuera. Con un gobierno británico que acaba de dejar en calzoncillos a Zapatero en aquello tan suyo de hacer recortes sociales, desdiciendo a los que afirman que existe otro camino más liviano para evitar el aliento de la bicha. Con una crisis que sigue dando dividendos a los que la generaron, de manera que es plausible pensar que hasta que no se harten no habrá manera de sacar la cabeza porque no ha habido narices para detenerlos. Con este apocalipsis caníbal de sesgo económico en que vivimos, como telón de fondo, viste lo apocalíptico como nunca ha vestido, y Bernie, que es consciente de que lo que viste vende, nos ha metido de lleno en la cultura más
underground sirviéndonos un circuito de Corea que parece el decorado de Mad Max.
No ha sido la FIA la que ha dado el visto bueno a este engendro prematuro, casi nonato, no seamos tan ingenuos. Quien corta el bacalao es Ecclestone y ha tenido que ser él quien en última instancia ha dicho que sí, que vale el bodrio que tira a la cuneta esa imagen de excelencia que sirve para poner contra las cuerdas a Spa o a Mónaco cuando se tercia. Charlie ha sido el correo, y ni siquiera se puede recurrir a la suposición de que McLaren necesitaba que se celebrase la enésima cita inútil en Asia para mantener su
chance en este campeonato, porque el riesgo es alto, ¡no jodamos!, ya que como no anden finos los de Woking, a lo peor el domingo vemos a Hamilton con un pedazo de asfalto sobre su MP4/25…