Hoy es siempre un mal día para escribir, no porque deje de apetecer echar el ratito sobre una prueba como las 500 Millas de Indianápolis que, al igual que los buenos menús, te dejan satisfecho y con ganas de repetir al día siguiente, no dentro de nueve meses; y supone mala jornada, como vengo diciendo, porque todos aquellos que nos han estado advirtiendo estas semanas pasadas que hablar de Fernando Alonso suponía «caca, pedo, culo y pis», llevan desde anoche dando por el saco con el asturiano, que digo yo si no sería más provechoso hablar de la carrera, que la hubo...
Y sí, Marco Andretti partía desde la pole pero la cita tenía franco sabor a Scott Dixon, quien, por cierto, arrancaba en la misma línea que el norteamericano y un tal Takuma Sato, y el de Brisbane tardó nada en imponer sus reales —el neozelandés ha ganado cinco Series y lidera el campeonato de este año, así mismo, fue vencedor de la Indy 500 en 2008 y es uno de los mejores especialistas en óvalos, pero lo importante aquí, para las quinielas, es que su equipo, Chip Ganassi, se ha hecho fuerte esta temporada en las estrategias.