El noble arte de la desestabilización psicológica del rival no tiene nada que ver con el burdo tendido de una cortina de humo, y Hamilton ha incurrido de nuevo en irse verbalmente de baretas por ver si la opinión pública no atisba a preguntarse cómo es que no ganó un Gran Premio, el de Valencia, que supuestamente tenía en la mano.
Así las cosas, aprovechando el tumulto organizado a cuenta de las palabras de Fernando Alonso en las que propinaba algunas patadas en el culo de la FIA, sus comisarios y su eterno Director de Carerra, el británico ha encontrado pie para demostrar de qué calaña está hecho, arremetiendo contra el asturiano, tachándole de envidioso y haciendo mofa y befa de la circunstancia de que Kamui le adelantara a poco de que finalizara la prueba.