domingo, 3 de noviembre de 2024

No pongas puertas al mar


A mí no me tenéis que convencer [La amenaza del tiempo]. Llevo bastante oponiendo a Max y Lando en Nürbu como para que venga ahora a contaros milongas, y aunque considero que no conviene lanzar las campanas al vuelo pues quedan tres Grandes Premios y una Sprint, kilómetros suficientes como para que un inconveniente pueda dar un vuelco a la cosa, tampoco quiero dejar pasar la oportunidad de alegrarme a vuestro lado porque apuntamos hace meses al Norris que hemos visto esta tarde en Interlagos, y también al Verstappen que se ha enseñoreado de lo lindo en el trazado paulista.

El cabroncete del holandés ha hecho estos meses pasados lo único que podía hacer: aguantar, seguir siendo igual de exigente consigo mismo que siempre, y esperar su oportunidad, y es que a los niños les cuesta aceptar que la Fórmula 1 consiste en sufrir hasta atrapar entre los dedos ese milímetro cúbico de suerte que define la diferencia entre pilotos, a veces abismal.

El barro


Bastante tiene Valencia con sufrir la inmensidad de su tragedia como para que vengan algunos a intermediar en ella planteando falsas dicotomías entre patriotismo e ideología.

Sabéis de sobra de qué pie cojeo como para veniros ahora con verónicas. Anoche me quité de encima a uno de esos individuos que dice en público lo mucho que me admira pero no ha compartido un texto mío desde que le conozco, supongo que por no buscarse enemistades entre sus amigos. La melifluidad nos engulle y hay momentos en que conviene trazar un punto y aparte porque moñas bienintencionados es, precisamente, lo que nos sobra.

sábado, 2 de noviembre de 2024

Get lucky!


Mañana daremos cuenta de la Sprint de Sao Paulo y su clasificación de ayer, básicamente porque me tira más escribir a estas horas sobre la cancelación de la clasificación para la carrera, y de las veces que han hablado de mala suerte en la retransmisión de Sky Sports.

Tal que así. Como si en Brasil fuese extraño que lloviera torrencialmente a estas alturas del año o se haya hecho necesario encontrar al chamán que se puso a bailar en el Amazonas solicitando a los dioses algo de agua y no ha sabido parar a tiempo...

viernes, 1 de noviembre de 2024

Clandestine Worlds


Diría que no hay nadie mejor que su propietario para saber si dispone o no del pasaporte correcto, y esto no es opinable. Otra cosa es que moleste Max cuando advierte que otro gallo le cantaría si fuese inglés [Verstappen hits out after Norris controversy: «I have the wrong passport»].

Todos lo sabemos. Montoya lo sabía, Maldonado también; Gutiérrez, Pérez; Alonso aprendió la lección en 2007, y Sáinz intuyo que sólo prefiere no decirlo. Todo el que no cae bien al establishment conoce de sobra que debe culpar de su situación al bendito pasaporte. Ben Sulayem lo va entendido a regañadientes, incluso los que se ponen de perfil o se muestran equidistantes en redes sociales, y callan como rameras desde los púlpitos por no perder su puñadito de likes diario, conocen esta evidencia que pasará factura a Franco como destaque más de lo debido o pise el callo a quien no debe.