Lo bueno de madrugar para ver un carrera es que para la tarde ya has podido escribir algo y antes de publicarlo te ha dado tiempo de buscar la imagen. Lo malo es que te levantas pronto para nada.
Vamos a ver, la distancia entre el primer coche y el último, en una parrilla, es de 85 metros, más o menos, y para conseguir la mejor posición en ella se dejan las pestañas y los riñones todos los pilotos durante la calificación. Si el domingo, verbigracia de un gilipollas (Charlie Whiting, el mismo que mandó salir la grúa en Alemania), la carrera comienza en la vuelta 19, y entre el primero y el último hay cerca de un kilómetro, la cosa aparece tan diáfana que hasta un imbécil podría verlo (si está por la labor, desde luego).