Duelen más las victorias que se saben por siempre perdidas de antemano que aquellas otras que disputándose como posibles, acaban resultando en el fondo inasequibles.
Es ley de vida. Cuidas del agujero que decía Matús que te queda cuando creces como ser humano completo, y al cabo, esa nada que has cuidado tanto acaba dándote un latigazo que crees injustificado y profundamente injusto, pero lo asumes precisamente por eso, porque es ley de vida y porque aunque no te paguen ni una moneda de a centavo por ello, has sabido siempre que iba en la soldada.