Creer en las casualidades en lo tocante a nuestro deporte es ser pardillo de cojones, y me disculpen los que se sientan señalados en esta primera frase. No, no es casualidad que en el mismo instante que Ferrari anuncia de manera oficial que participará en el WEC de 2023 hayamos conocido por boca de Mika Salo parte del contenido del acuerdo secreto que suscribieron la italiana y la FIA a comienzos del año pasado.
Dan lo mismo los tempos. Imagino que ya se sospechaba del anuncio de Maranello y alguien ha decidido tirar por la tangente porque nuestro deporte es británico de pura cepa y siempre resulta adecuado sembrar sospechas sobre el enemigo eterno, ese que no ha sido batido todavía porque si no se mete con calzador a La Scuderia, la Fórmula 1 pierde todo su sentido.