La anunciada
guerra interna en Ferrari ha comenzado a aflorar: Massa, pudiendo rascar dos puntos a Kimi, prefirió quitarle cuatro del tirón, permitiendo el adelantamiento inútil de un desaforado hijo de Anthony Hamilton, casi a mitad de carrera, con lo que el británico se aseguraba el 2º puesto en el podio, relegando al finlandés al 3º. Pero no adelantemos acontecimientos.
La carrera fue hermosa, hubo de todo: tanganas, adelantamientos y tensión, y lo habría sido aún más si Fisichella no se hubiera subido, literalmente, al Williams de Nakajima en los primeros compases de la prueba. El caso es que el italiano de Force India cometió uno de esos errores que nunca se olvidan, lo que a su vez originó la salida del
Safety Car, y la malversación de lo que había dado de sí la salida; porque si la arrancada fue impresionante, con los primeros espadas desplegados buscando hueco, y con las primeras víctimas (Kovalainen, tocado por Kimi, pinchaba rueda y tras verse obligado a entrar en
boxes a las primeras de cambio perdía toda opción de conseguir algo; y Kimi, descolocado, quien se veía superado por Fernando en una magistral maniobra evasiva que le llevó a la 5ª plaza), con el coche de seguridad en pista, los vehículos se reagruparon calentando gomas, con lo que todo quedaba en agua de borrajas. Kimi, repuesto, adelantaría a Alonso sin mayores complicaciones, quien quedaba relegado a la 6ª posición definitiva, después de perder la 5ª a manos de Heidfeld en el primer
pit stop.