A Michael Schumacher jamás le ha ocurrido, a Valtteri Bottas tampoco, y, por qué no decirlo, menos a Fernando Alonso, pues el asturiano es alumno aventajado de la escuela del Kaiser y tiene la preparación física y mental como objetivo metido entre ceja y ceja, pero Lewis es Lewis y manifiesta sus rutinas desde que se hizo novio de la hija de Mansour Ojjeh en verano de 2007.
Dejó la relación con la susodicha de uno de los dos propietarios de McLaren después del Gran Premio de Australia de 2008, como quien dice, recién firmada su renovación por el equipo inglés hasta 2012, y desde entonces siempre ha sido igual: en cuanto tiene el contrato en las manos se relaja, se relaja mucho, tanto que sus peores inicios de temporada suelen coincidir con la firma o ampliación de un nuevo periodo contractual.