El lance de carrera protagonizado ayer por Sebastian Vettel y Mark Webber en Istambul Park, se está desvelando más jugoso de lo que cabría pensar, porque al cabo de unas horas del incidente han surgido nombres y relaciones transversales como para llenar un programa del corazón. Y lo chusco del asunto es que en el fondo el detonante no tendría tanta relevancia si no fuera porque vamos conociendo elementos que siembran la sospecha sobre lo ocurrido.
Así, si antes de la celebración del G.P. de Turquía, Red Bull no hubiera salido con la mandanga protectora de que su piloto alemán tenía un chasis dañado que necesitaba recambio, para justificar las pobres actuaciones de la joven promesa frente a su correoso compañero, entendámonos, muy posiblemente Sebastian se habría aplicado ayer en demostrar lo que realmente vale sin saberse amparado en las actitudes del muro.