Esencialmente, el interés por la tracción a las 4 ruedas en la Fórmula 1 de finales en los sesenta del siglo pasado, se debía a la necesidad de obtener mayor rendimiento en el paso por curva que los rivales que usaban tracción trasera, y se asienta en esta época determinada porque ya se dispone de la tecnología necesaria para abordar la solución con cierto rango de éxito.
Como hemos mencionado en otras ocasiones, la 4WD ya se usó en otras disciplinas y en la propia F1 vio la luz en 1961 con el Ferguson P99 [A Stirling le gusta éste]. Después se abandonó en competiciones de velocidad, debido, fundamentalmente, a que mover unas gomas cada vez más anchas requería de bastante potencia y mucho apero (al menos 2 diferenciales, algunos metros de árbol de transmisión, etcétera), y esto elevaba el peso del vehículo, amén de que una avería, por pequeña que fuese, requería tanto tiempo para ser arreglada que, normalmente, acababa con las posibilidades de volver a pista.