¡Feliz Día Internacional de la Ofensita y el Buenismo a todos!
Según la ortodoxia más rancia volvemos a la cuna de la Fórmula 1 en mitad de una tormenta de dimensiones colosales, y no es cuestión de ponerme a rebatir ambos argumentos, ni de amargar el viaje recomendando a nadie que se cultive un poco y lea algo más de etimología e historia antes de sustituir los símbolos patrios de encima del televisor por un Boris Johnson bailongo, puesto hasta las cejas de a saber qué sustancias navideñas —turrones no eran, of course!