Las medidas propuestas por el apparatchik para mejorar el espectáculo en 2016 no podían haber comenzado con peor pie. De golpe y porrazo nos encontrábamos ayer sobre la mesa con una modificación del formato de clasificación que a priori queda estupendamente, pero que mirada con lupa pone los pelos de punta.
Pasa un poco como con el cacareado tema del ruido de las unidades de potencia. Bastaría eliminar el límite de consumo de combustible, erradicar el caudalímetro y en vez de una salida de escape poner dos, para que la acústica de los vehículos mejorara considerablemente. Son habas contadas, cualquiera lo comprende, cualquiera aceptaría de buena gana un pequeño retroceso para coger impulso, pero ni la FIA ni los equipos están por la labor de resolver la situación de la manera más sencilla e inteligente posible.
El sistema actual de clasificación funciona bien. Los aficionados se han habituado a él y se manejan como Pedro por su casa durante la Q1, Q2 y Q3. Pero de la noche a la mañana, Bernie ha propuesto que se cambie y por lo que se comenta, en Melbourne disfrutaremos de una modificación radical que tiene puesto su enfoque en mejorar algo, que como mencionaba antes, ya funcionaba estupendamente.
Y es que el problema de la fase clasificatoria no está en la falta de «punch» de pilotos y monoplazas, como se nos quiere hacer creer, sino en la dependencia de ésta con la carrera.
Los neumáticos usados en la clasificación (Q2) son los que serán usados durante la prueba, y esto, aunque parezca una tontería como la copa de un pino de grande, origina que el sábado se module en sintonía del domingo y que la cautela domine el escenario porque en los días importantes, quién sabe si hará falta un juego extra o menos maltratado para culminarlos con éxito...
No he leído nada al respecto de una mayor cantidad de juegos de gomas disponibles, por lo que presupongo que este aspecto sigue igual que en temporadas anteriores. Eso sí, tenemos que en Q1, durante 7 minutos los pilotos podrán hacer sus mejores tiempos, y que a partir de ese momento, comenzarán a ser descartados cada 90 segundos los peores cronos. En Q2, el tiempo en que hay libertad se reduce a 6 minutos y la rutina se repite: cada minuto y medio, van cayendo uno a uno los peores tiempos. Y en Q3, se reduce aún más, a 5 minutos concretamente, y a partir de ahí se siguen eliminando los peores registros cada 90 segundos, para que en el último minuto y medio, los dos supervivientes luchen por la pole.
Ya digo que sobre el papel queda de maravilla, pero 90 segundos no son lo mismo en Monza que en Spa-Francorchamps, por poner dos ejemplos a mano. Mientras en el circuito italiano dan para hacer una vuelta y casi media al trazado, en el belga, no dan para completar un giro.
Obviamente, tenemos un serio problema que, teóricamente, viene a mejorar una fórmula que funcionaba bien. Dicho en crudo: parece una cagada, y disculpadme la expresión. Y sobra, evidentemente.
Con la nueva idea, la meteorología cambiante en algunos circuitos va a suponer una trampa para osos. Los test de Pirelli en el Paul Ricard, se pueden tirar a la basura. Los más rápidos seguirán siendo los más veloces aunque ahora, jugarán a la lotería durante más tiempo: con los doblados, con las inclemencias atmosféricas y con Charlie Whiting. Y es que a ver, si ya nos resultaba complicado digerir que la clasificación no estaba cerrada hasta que el excelso director de carrera no terminaba sus cuentas, con la nueva perspectiva, la cosa se pone en un pico.
Alguien cae en Q3, un ejemplo, pero quien lo ha superado y ha entrado en Q2, acumula una penalización de cinco puestos por haber cambiado la caja de cambios. Quien debería estar disputando la Q2 se ha quedado apeado y quien disputa la tanda, es alguien que no debería estar ahí. Las penalizaciones siguen vigentes, ergo la clasificación va a seguir sin estar cerrada hasta que Whiting la dé por terminada...
¿Merece la pena todo esto?
Yo diría que estamos ante una mera operación de maquillaje. Bastaría con que la carrera no dependiera de la clasificación en términos de neumáticos y que las penalizaciones por poner el coche a punto desaparecieran, para que a idéntico formato que el actual, la clasificación supiese mejor y el espectáculo estuviese asegurado.
Rio Haryanto no va a conseguir la pole con el nuevo formato salvo que suceda un milagro. El nuevo planteamiento sólo complica las cosas para que al fin y al cabo, sean los pilotos más rápidos: Hamilton, Rosberg, Vettel o Raikkonen, quienes sigan estando en los puestos que les corresponden. El resto es mero barullo, en el que destaca la figura del «piloto del día», propuesta por el tipo que dijo pasar de internet y sus acólitos, sencillamente porque a él, a Bernie, sólo le interesaban los septuagenarios que se gastan los euros o los dólares en un Rolex.
Os leo.