Sebastian tiene que estar ahora mismo a punto de mostrar la misma cara de perplejidad que enseñó cuando en Turquía 2010, intentó adelantar a Mark Webber y el australiano contestó ¡por mis huevos!
He escogido precisamente una instantánea de aquel bello momento en vez de una más actual, porque el instante goza de una épica difícilmente trasladable a otros contextos incluso similares. Vettel está anonadado por su infantil proceder y no sabe si ciscarse en todo lo que se menea o llevarse el dedo a la sien para echarle la culpa al maestro armero que da título a esta entrada...