El año pasado por estas fechas aún no había comenzado el campeonato y, bueno, el gatillazo de Australia, la pandemia, las prisas y las gabelas consiguientes, ejercieron de acelerante para que los aficionados tragásemos con la idea de que algunas pruebas se celebrasen por duplicado... Al final, tres circuitos albergaron seis pruebas (Spielberg, Silverstone y Sakhir) y marchamos a ritmo de boy scouts buscando el manantial de la sabiduría como si no hubiera mañana.
Como dejé escrito varias veces durante 2020 y, en concreto, en diciembre pasado [F1 de garrafón], el asunto me pareció un absoluto despropósito porque ni la densidad de citas ni el ritmo impuesto tenían mucho que ver con ese valor de excelencia que se atribuye a nuestra actividad. Obviamente existía una cuestión económica detrás de todo ello —faltaría más no tenerlo en cuenta—, pero esta temporada sigo sin entender muy bien qué necesidad tenemos de andar repitiendo prueba en algunos trazados, caso del Red Bull Ring este próximo domingo, o de rellenar huecos, caso de Turquía por Singapur a comienzos de octubre.