sábado, 27 de septiembre de 2025

Entretenimiento con «F»


La comencé por el The End y fui para atrás hasta el principio, como me recomendaron, pero F1 The Movie no contiene mensaje satánico alguno ni aclara de qué coño iba Driven, más bien te vomita a la cara por qué resultaba necesario The Movie como apostilla al título.

Volví a verla en su orden natural, no sin antes haber visitado la colina cuya ladera acaricia el viento cuando al atardecer asciende desde el valle, escuchando en la cima Utai IV: Reawakening de Kenji Kawai, obviamente sin desenvainar la katana, con los brazos dispuestos en jarra, recordando que una vez vi a MacGuiver escapar de una turba de integrantes del aznariano Movimiento de Liberación Vasco, que le perseguían entre peñas dando gritos de apache mescalero, disfrazados de pastores del interior de nuestra península con sus zamarras de piel de cordero y sus boinas caladas hasta las orejas. 

miércoles, 24 de septiembre de 2025

¿Extraña pareja?


La actual versión de la Fórmula 1 parece indicada para gente apresurada que satisface su narcisismo coleccionando gorras y folletos de colores, y la propuesta que viene apesta todavía más, de manera que os suelo ahorrar exabruptos y palabras malsonantes, evitando, en lo posible, referirme al cacareado 2026 y sus promesas huecas.

El Reglamento que implementamos el año que viene va a hacer agua como los anteriores, pues, no es por nada, desde el de 2009 no levantamos cabeza en este aspecto y resultaría sumamente anómalo que esta vez diésemos con la tecla incluso aceptando que fuese por puritita carambola. 

martes, 23 de septiembre de 2025

Gran Premio de Italia


Vaya por delante que mis expectativas con el Gran Premio de Italia eran bastante bajas, y que quizás por ello disfruté algo más que de costumbre

La pole obtenida el sábado por Verstappen prometía inyectar vidilla en la cabeza de la carrera, como así fue, básicamente porque el RB21 —siempre en manos del holandés— se venía mostrando fuerte sobre el asfalto de Monza y se insinuaba que el espectáculo no iba a depender exclusivamente de lo que hiciesen los McLaren en pista, aunque, en un giro de guión totalmente inesperado —al menos yo no lo esperaba—, a la postre fue la papaya quien acabó poniendo la sal, la pimienta y el clásico y cinematográfico tropezón del camarero sirviendo la sopa. Pero no adelantemos acontecimientos...

Gran Premio de Países Bajos


Os debo algunos Grandes Premios y, obviamente, comienzo a saldar deudas con el de Países Bajos, décimo quinto encuentro de este mundial lastrado por el fin de ciclo normativo y un ajuste presupuestario que no ha dado los resultados esperados, salvo en boca de aquellos que precisan estirar el chicle por no quedarse sin juguete ni alubias a fin de mes.

En sí, aparte de algunas manifestaciones de que no estaba muerta, la prueba se mantuvo tristona y ramploncilla de comienzo a fin por el dominio insultante de McLaren. Con su victoria Piastri obtuvo el primer Grand Chelem de su carrera profesional —¡por Dios, dejad de llamarlo Grand Slam! Con ello mueren hadas, y, francamente, ¡escasean!—, demostrando, una vez más, que es un tipo en quien se puede confiar y bastante resolutivo sobre la pista, amén de uno de los lapiceros mejor afilados del estuche, pues entendió a la primera que salir de Zanvoort con 34 puntos de ventaja sobre Norris apenas significaba nada faltando todavía nueve citas para la conclusión del Mundial.