Hace muchísimo que no menciono en Nürbu la humildad como decantado de todas esas tonterías que os ha metido el fútbol en la cabeza y luego venís a soltar aquí, en la Fórmula 1.
También hace demasiado que no hablo del egoísmo, la verdad, pero puesto que a Max se le suele recriminar que es poco humilde (sic), con vuestro permiso vamos con esto último y dejamos lo otro para mejor ocasión, porque, esencialmente, el egoísmo y la ausencia de humildad son dos de las características más señeras de todo buen animal de carreras, de esos que sólo piensan en ganar y no se contentan con rivalizar con semejantes a los que sienten que pueden aplastar en pista. Estilo Senna, para que nos entendamos.