A estas alturas de la película de mayo, pero en 2017, resultaba particularmente llamativo el cristo montado alrededor del estreno de Fernando Alonso en las 500 Millas de Indianápolis, fomentado, principalmente, por los numerosos mermaos que decidieron tomar el fuerte al grito de ¡intrusos!
No lo consiguieron, a lo de tomar el fuerte me refiero, pero nos pusieron la cabeza como un tamboril y las orejas rojas como cabezas de fósforo, y todo porque su argumento telonero consistía en que habíamos llegado siguiendo al asturiano y nos íbamos a ir cuando el asturiano se fuera...