Me gustaría escribir que me importa algo lo que dice este genuino hijo de la modernidad a sus numerosos entregaditos, pero gracias a Dios sigue siendo que no, eso sí, me apetece puntualizar que no supone el mejor camino para entender a Lewis Hamilton ver resúmenes en Youtube o asistir a clases magistrales impartidas por «gente seria» y criaturas que, en 2007, o no sabían todavía atarse los zapatos, o, en el mejor de los casos, tenían la cara cubierta por el acné.
Cualquiera de ellos daría lo que no está escrito porque Emerson Fittipaldi hubiese llamado Maestro al figura, o porque Jackie Stewart lo considerase un Genio, o llegado el caso, porque el escocés y Nigel Mansell aceptasen sin reservas ni peros que el de Stevenage es realmente The Great Of All Time, pero no, la edad nos vuelve a unos pocos tan cicateros con las chuches como generosos con quienes lo merecen, y comprendo perfectamente que vivir entre tanto enemigo declarado se hace muy cuesta arriba para tipos prefabricados como el heptacampeón del mundo.