Agoniza 2015 en nuestros brazos. Mañana será diferente aunque no deje de ser un viernes como otro cualquiera. Comenzará un año nuevo, nos llenaremos de promesas y creeremos que somos capaces de cumplirlas. Atrás quedarán esas heridas que pensamos haber lavado bien, los olvidos, las renuncias, también nuestras pequeñas victorias sobre el mal y el bien. Seremos una vez más Luke Skywalker implorando a Obi Wan Kenobi que nos enseñe los caminos de la fuerza, para armados con la espada láser de juguete que nos legó nuestro padre, soñar de nuevo con que podemos devorar el mundo...
No queda nadie a mi lado, de aquellos que me animaron a seguir con todo esto cuando sentía ganas de abandonarlo. Tengo a cambio un montón de cicatrices que miro cuando me fallan las fuerzas. Ni siquiera pienso en qué será de mí dentro de unos meses. He amado y me han amado. Sigo amando. Soy afortunado.