La experiencia es un grado, y si nos faltaran datos a los que agarrarnos para ratificar este aserto de amplio arraigo popular, bastaría que echáramos la vista atrás para centrarnos en lo ocurrido en el seno de McLaren durante la temporada 1989 para encontrarlos, pues aquel año supone el momento exacto en que Alain Prost demostró que estaba llamado a ocupar un lugar muy especial entre los campeones del mundo (de hecho todavía hoy lo ocupa, pues es el único piloto de la historia que se ha acercado al trono de Fangio, con 4 títulos, manteniendo la posición durante 8 largos años). Y si afirmo lo dicho no es por otra razón que por limpiar un poco la cara (desde mi insignificancia) de un deporte que suele tender demasiado a soslayar los hechos en favor de las efemérides grandilocuentes con las que algunos expertos y pseudo expertos, tratan de enfatizar la épica deportiva mientras salvan los trastos de su ignorancia.
Me explico. Si el MP4/4 no había encontrado oposición sobre el asfalto de medio mundo durante 1988, el MP4/5 no le iba a la zaga. El vehículo, diseñado por Neil Oatley, mantenía vivo el espíritu de su antecesor (gracias a lo cual ganó 10 de las 16 carreras de las que estaba compuesta la temporada, que tampoco es moco de pavo), aunque encontró mayor oposición por haberse consolidado en la parrilla el mismo tipo de diseño que hiciera imbatible al McLaren el año anterior.