A estas horas tenéis suficiente información sobre la Rolex 24 At Daytona celebrada este pasado fin de semana, como para que me permita ahorraros el disgusto de leerme en plan cronista, entre otras cosas porque me tomé la carrera como hacía antes de estrenar Nürbu y sujetarme, por propia voluntad, eso sí, a la pérfida dinámica de dar fe de esto o aquello, escribir luego unas líneas y comprobar más tarde cómo se las lleva el viento, como si fuesen hojas secas en otoño.
La vida del bloguero sufre altibajos, y después de periodos densos como el de 2024 tocaba decelerar, y el uno de enero pisé frenos, y frené, como supongo habéis notado, y después me enfoqué a recobrar más pronto que tarde ese sentimiento frente al motorsport que me empapaba cuando no tenía obligaciones y me divertía sencillamente por divertirme.