domingo, 24 de noviembre de 2019

La miel en los labios


A mí me vayan avisando ustedes cuando podamos referirnos a Alfa Romeo como ese proyecto de Fórmula 1 dejado de la mano de Dios por FCA (Fiat Chrysler Automobiles), sobre el que pende una hermosa Espada de Damocles en la máxima disciplina.

No sé si la situación actual que atraviesa Hinwil encaja mucho o poco en aquel sueño que tuvo Sergio Marchionne, el principal promotor del retorno de la milanesa a la alta competición, pero la fusión de FCA con PSA (Groupe PSA) abre un escenario tan gigantesco que inevitablemente originará una redistribución de esfuerzos en el marco del motorsport, y, sinceramente, si el automovilismo deportivo supone un escaparate cuyos golosos centímetos cúbicos se disputan casi a cara de perro, no veo yo a Alfa Romeo demasiado bien situada como para pelear por otra cosa que no sean les migajas.

Lo hemos hablado varias veces esta temporada: Alfa Romeo se ha quedado a medio cocer. Sin duda ha tenido mucho que ver la desaparición de Marchionne. Sin el de Chieti en la cúpula de FCA se ha percibido un cambio de prioridades que han dejado el retorno de Il Quadrifoglio a la F1 con una mano delante y otra detrás, con el agravante de que en el camino también hemos perdido a Sauber.

Es una opinión como otra cualquiera, obviamente.

La Formula E podría suponer una honrosa salida, pero no dejaría de ser una salida falsa, una retirada, porque las sensaciones que está dejando Alfa Romeo tras de sí en nuestro Mundial, no dan ni para sacar pecho ni para tirar cohetes. Es cierto que la actuación de Kimi y Antonio durante el pasado Gran Premio de Brasil ha supuesto una bocanada de aire fresco, pero tampoco podemos negar que ha dependido mucho de las circunstancias y que si no encuentra prolongación en el tiempo, a muchos nos va a dejar con la miel en los labios...

A ver qué tal se da 2020. Crucemos los dedos.

Os leo.

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