viernes, 1 de noviembre de 2019

Haas, políticamente incorrecta


Haas va a contracorriente. Ahora que hasta lo más rancio de nuestro país se autoproclama «políticamente incorrecto», se podría decir de la norteamericana da la nota porque compite no compitiendo, algo que, obviamente, desentona al aficionado medio y le revuelve las tripas como cuando se coge un mal frío en otoño.

Tratar de entender a Haas bajo otro tipo de perspectiva es una acción abocada al fracaso. Con la de William Storey en el cuadro teníamos a mano un espectáculo telonero que distorsionaba el análisis, cualquier análisis, pero sin la británica, la de Gene Haas se enfrenta a una cruda realidad que no por inaccesible para nosotros deja de tener su lógica.

Malvivir también es un arte, y la protagonista de este texto malvive con ahínco, vamos, que se lo toma tan en serio que incluso ha renovado para 2020 a sus pilotos oficiales.

Apostar de nuevo por Magnussen y Grosjean, o Grosjean y Magnussen, como prefiráis, no significa otra cosa que a Haas le funciona continuar así. Le sale a renta, sí, como mantener a un director deportivo como Guenther Steiner. Y si lo aceptamos lo entendemos rápido: a la de Kannapolis con subsede en Banbury no le interesa otra cosa que participar en un club tan exclusivo que te permite lucir palmito y carné sin exigir nada a cambio, eso sí, con un buen gin tonic en la mano.

Faltan tres carreras para concluir la temporada 2019 pero si fuera por Haas nos las podíamos ahorrar. Ya tiene lo que necesita del Mundial F1 y aunque suene políticamente incorrecto, no tiene ganas de seguir prolongando la agonía ni siquiera habiendo llegado a Austin, la prueba de casa, el Gran Premio de los USA.

Os leo.

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