domingo, 10 de noviembre de 2019

Leyendas urbanas


Por desgracia la merma no descansa, y lo digo con todo el cariño que es capaz de albergar mi corazón, vamos, sin malos rollos ni nada, que aquí hay que explicarlo todo.

De 2019 a 2007 van 12 años, y si tomamos 2003 como referencia serán 16, y si nos estiramos a 2001 tenemos casi dos décadas. Y bien, descontad estas cantidades a la edad de los muchos que andan ahora mismo reescribiendo la historia del automovilismo en España y comprobaréis el nivelazo de su discurso. Nuestro país no difiere demasiado de los otros, y en estos casi 20 años hemos consumido suficientes dosis de información acuñada fuera de nuestras fronteras como para que haya seguidores de todo tipo de pilotos, y fans del británico a cascoporro desde la llegada de Lewis Hamilton a la Fórmula 1.

El alonsismo como causante del cambio climático hace tiempo que dejó de tener recorrido. Basta entretenerse un rato haciendo hemeroteca de aquellos años para entender a la primera que aquí no se odiaba a Hamilton precisamente, ni que sus seguidores eran poco menos que apestados que han encontrado la luz y por fin pueden sacar pecho en territorio enemigo.

Los principales diarios generalistas alababan al portento inglés y le rieron todas las gracias habidas y por haber, al que no le pasaban una era al asturiano, que venía de una aventura tramposa (Renault) y en McLaren se portaba como un ogro pretendiendo imponer un estatus que no le correspondía...

Estaba Lobato, claro que sí, pero hasta finales de 2015 también estuvo TV3 aunque en el ámbito catalán, pionera de las retransmisiones y poco sospechosa de alonsismo. Y los primeros años de la televisión de pago tampoco fueron alonsistas, más bien buscaban la neutralidad diferenciándose del supuesto populismo del periodista de Oviedo. La F1 Racing española tampoco puede se tachada de alonsista, ni en su etapa inicial ni en su corta secuela a partir de 2013...

No es cierto que se haya odiado tanto a Hamilton ni por lo de 2007 ni por nada. De hecho, el de Tewin tiene en España una de sus principales y más fieles parroquias. y basta verlo en la cantidad de españoles que se mueven en foros extranjeros propagando la verdad antihamiltoniana mientras tiran con posta lobera a Alonso y sus seguidores, unos fanáticos cegados que fueron lobatizados en edad muy temprana. 

Y el caso es que a la mayoría de ellos les quitas los años que mencionaba en el segundo párrafo, y a quien no le pillas haciendo pipí y popó en el pañal lo cazas con el biberón en la mano o la cara llena de granos. Y entonces, obviamente todo cobra sentido.

Os leo.

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