sábado, 2 de noviembre de 2019

Toro Rosso on the rocks


La verdad es que a Toro Rosso no se le puede exigir más de lo que está dando. Filial de Red Bull, por aquello de hacer de relleno de la parrilla, el negocio consiente que la de Faenza le haga cuantas pretemporadas sean necesarias a su hermana mayor mientras quita puntos y dinero a sus rivales en la parte trasera de la tabla [Toro Rosso, dispuesto a seguir sacrificándose por Red Bull en 2019].

Lo malo de esta situación es que impide cualquiera análisis o reflexión, ya que desconocemos el nivel de sacrificio al que está sometida la italiana y, por supuesto, los condicionantes a los que se enfrenta carrera a carrera.

Por aquello de ser sincero, tampoco hay base para valorar si la salida de James Key ha hecho mucho o poco daño, ya que el compromiso de Toro Rosso pasa por acumular kilómetros y datos sobre la unidad de potencia Honda, sondear su fiabilidad y, por lo que nos insinuaba Franz Tost a comienzos de año, echar una manita a Red Bull probando componentes y soluciones.

No es un escenario idílico pero es lo que hay. Hubo suerte en el pasado Gran Premio de Alemania y con el tercer puesto de Daniil Kvyat y el sexto de Alexander Albon se sumaron 23 puntos de una tacada, y a falta de tres pruebas, Toro Rosso sigue gestionando aquel pequeño regalo inesperado, lo que la permite estar empatada a 64 con Racing Point. ¿Mantendrá esta situación hasta Abu Dhabi?, ¿será capaz de obtener algún tipo de ventaja o se hundirá...?

Por pura intuición diría que terminará cediendo ante la de Silverstone. Red Bull y Honda necesitan aprovechar el poco tiempo que queda de 2019 para mejorar sus expectativas de cara a 2020, y eso, sin duda, puede lastrar las escasas opciones de Faenza. No soy muy amigo del hielo cuando tomo licores, pero para digerir este tipo de anomalías competitivas creo que vendrían bien unos cubitos.

Os leo.

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