Una carrera en diciembre, aunque sea la última del calendario del Mundial y suceda en día 1, no deja de ser sinónimo de caldito y manta...
El invierno aún no ha llegado oficialmente pero este otoño nos está corriendo a gorrazos —a fe mía que es así—, aunque, la verdad, hace más frío y más intemperie ahí fuera que aquí dentro. El cuento de hadas hace tiempo que pasó y ahora sólo queda oficio y cabezonería, pero ni tan mal, oiga, que a la hora de encarar el frío viene bien que recordemos que la Fórmula 1 ha sufrido de todo: agua, nieve, incluso neumáticos que permitían que los rainmasters se pudieran medir entre ellos y no mediante añagazas que convierten en GOAT a quien ha pasado en seco la mayoría de su tiempo sobre la pista.
El las pasadas 6 Horas de Spa-Francorchamps alucinamos en colores porque nevaba y granizaba en junio [Historias de amor], y a cuenta de esto de que el Gran Premio de Abu Dhabi nos estrena diciembre, me apetece recordar un artículo del bueno de Cristóbal Rosaleny publicado mientras las inclemencias meteorológicas reducían a nada los entrenamientos de la pretemporada 2018 en Montmeló [Nieve y Fórmula 1, una historia deslizante].
Hace fresquito, ¿hace fresquito?, pues cuando se forjaban nuestros auténticos héroes hacía un frío de narices y los muy cabrones corrían.
Os leo.
2 comentarios:
Esas 6h de Spa, donde hubo 5 estaciones (no 4), jejeje, hay que ponerla en la pared; y que se vea bien claro para que los odiosos (jeiters) de quién la ganó vean quién es el GOAT y así tengan una razón más de seguir echando espuma blanca por sus hocicos.
La foto de la entrada es espectacular y prueba de ese GOAT.
Podríamos crear una nueva categoría: Dry GOAT.
Jé
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