Puesto que gustó la entrada que dediqué al Lola T280 [El pequeño T280], me apetece echar el ratito esta tarde recordando la primera intentona seria (si no me equivoco) de Nissan en el mundillo del automovilismo de competición.
Tenemos que irnos a la segunda mitad de los sesenta del siglo pasado, recordando, cómo no, que a finales de los cincuenta los coches japoneses ya comenzaban a ser mostrados en los salones del automóvil europeos y que esta curiosa circunstancia iba a llevar a los fabricantes del país del sol naciente, a intentar mostrar su calidad enfrentándose a las marcas tradicionales en los circuitos, por aquello de ir abriendo mercado y convertirse en caramelo para el paladar de los consumidores.
Estamos en un periodo que numerosos especialistas definen como el del inicio de la globalización en el sector del automóvil. Las distribuidoras del viejo continente trataban se satisfacer a su clientes con novedades constantes, y bueno, lo japonés sorprendía y atraía a partes iguales.
Como la otra vez, sostengo en mi mano izquierda mientras escribo con la derecha, un R380 II a escala 1:43 de la marca Ebbro (Ref. 43411). Ebbro hace unas maquetas a escala fabulosas y a muy buen precio, que conste. Cuando trabajas a escala es más importante la sensación de veracidad que la exactitud de proporciones —lo sé porque hay un puñado de museos que contienen y exponen maquetas y dioramas que parieron estos dedos que ahora os están contando batallitas—, y lo cierto es que los escultores de la casa japonesa son unos verdaderos artistas en esta área, tanto que no hay modelos Porsche 917 como los que se hacen allí.
Pero a lo que vamos, el R380 II es la secuela del Prince R380,
basado en un chasis Brabham, dotado de una carrocería que recordaba
demasiado a los Ferrari 250P, ¡ejem, ejem!, y con motor Nissan, que
entre 1966 y 1968 trató de dar réplica a los Porsche 904, 906 y 910,
ya con la de Yokohama a los mandos del proyecto.
Se parece a los coches de Stuttgart a pesar de llevar puertas ala de gaviota, porque salvando las distancias, como sucede ahora, luchar entonces contra la resistencia al avance (Cx) solía dar los mismos parámetros y soluciones en Alemania o en la otra punta del mundo, en Japón. Sea como fuere, tenemos abundante información de este trasto en internet como para comprar palomitas y pasar una muy buena tarde.
Y eso, que os leo.
1 comentario:
Si tuvieras un botón de me gusta, yo te habría puesto que esta entrada me encanta. Me pirran las maquetas y dioramas, aunque no soy nada manitas, me chiflan los coches de los 60 y 70, especialmente los de motor central, y las carreras de resistencia, ahora que voy para veterano, llaman más mi atención que los fórmulas, especialmente desde que la F1 es una competición en la que pase lo que pase, siempre gana un Mercedes.
Gracias por estos aparatos. Te veo buscando info de los Rondell, los SC, los Jidé, los Scora y tantos otros protos franceses de la época, o de aquellos Marcos MIni, TVR o Morgan que corrieron en Le Mans y en resistencia.
Salu2!
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