No ganamos para sustos, el sábado escribía sobre lo poco dada que se muestra la F1 en eso de arrimar el hombro para sacar adelante el barco [A perro flaco], y no ha faltado quien me ha dado un par de capones en Facebook porque los equipos grandes sí están por la labor de aceptar fines de semana de Gran Premio con tan sólo dos jornadas de trabajo...
Y sí, es verdad que es así, lo que pasa es que para ellos esta parte resulta relativamente fácil porque disponen de recursos y capacidad para abordar un escenario de estas características, lo malo está para los que vienen detrás, pues habiendo perdido días en los entrenamientos de pretemporada —este año se han reducido a seis en vez de ocho— les ha quedado bastante por hacer, y si a esto sumamos que con la bendita solución perderían más entrenamientos y visibilidad, normal que se les atragante el camino antes de haberlo comenzado.
Nunca he dicho que sea sencillo llegar a un acuerdo, y menos tal y como están las cosas, pero para alcanzarlo habría que empezar porque todas las escuderías remaran en la misma dirección, que es algo que no está sucediendo.
Los parias de la parrilla piden money como contraprestación y cada vez resulta más palpable que verían con buenos ojos olvidar este pérfido año y empezar de cero el siguiente. No les sale a renta participar en un puñado de pruebas en las que la obtención de puntos se iba a poner muy cuesta arriba, ni mucho menos abordar una acumulación de carreras ya que sus fuerzas son mucho más limitadas que en el caso de Mercedes AMG, Ferrari o Red Bull. Para ellas, en estos instantes, ahorrar un dólar supone un visado a la supervivencia.
Pero por no enredarnos. El escollo ahora mismo está en las desigualdades que ha fomentado la Fórmula 1 durante temporadas. Hay equipos muy ricos y equipos pobres de solemnidad, los primeros tienen más peso en las decisiones que los segundos, y en este punto es donde solicitaba yo un esfuerzo: en que cada uno de ellos deje de pensar en su respectiva zona de confort y piense en lo que necesita el deporte, que sé que no es fácil, pero me parece lo más apropiado.
#JuntosContraElCoronavirus. Os leo.
Los parias de la parrilla piden money como contraprestación y cada vez resulta más palpable que verían con buenos ojos olvidar este pérfido año y empezar de cero el siguiente. No les sale a renta participar en un puñado de pruebas en las que la obtención de puntos se iba a poner muy cuesta arriba, ni mucho menos abordar una acumulación de carreras ya que sus fuerzas son mucho más limitadas que en el caso de Mercedes AMG, Ferrari o Red Bull. Para ellas, en estos instantes, ahorrar un dólar supone un visado a la supervivencia.
Pero por no enredarnos. El escollo ahora mismo está en las desigualdades que ha fomentado la Fórmula 1 durante temporadas. Hay equipos muy ricos y equipos pobres de solemnidad, los primeros tienen más peso en las decisiones que los segundos, y en este punto es donde solicitaba yo un esfuerzo: en que cada uno de ellos deje de pensar en su respectiva zona de confort y piense en lo que necesita el deporte, que sé que no es fácil, pero me parece lo más apropiado.
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