sábado, 14 de marzo de 2020

Siempre Charlie...


El proceso de beatificación de Charlie Whiting sigue su curso, ha bastado una generación de aficionados que se han amamantado con los highlights que nos servía Bernie, coincidiendo con el benemérito cuerpo de bienpagaos, para que se haya olvidado la sustancia material de sus abundantes milagros.

Charlie fue en vida un jeta descomunal que, al paso que vamos, será entronizado como santo en un pispás. Prevaricador de amplia sonrisa, nos la metía doblada porque la vaselina la poníamos nosotros, pero descuidad, hoy no voy a empañar su memoria. 

Las cosas tenían mucho más sentido cuando estaba entre nosotros, y siquiera por eso merece que le dedique unas letras. Y es que, a ver, Liberty sin Whiting va a la pata coja. Era de la FIA pero su corazón pertenecía a Bernie y a ese estímulo corrupto que da vida a nuestro deporte. Nadie como él, sin duda. Whiting, el quintacolumnista, era más imprescindible que Ecclestone pero no lo hemos sabido ver hasta que nos dejó privándonos de la oportunidad de encalomarle cualquier descrédito habido en las carreras.

Sus chicos buenos darían para extensa anotación en un tomo de la Enciclopedia Britanica, y el resto a joderse, porque él era así y hacía las cosas por sus santas avellanitas, como hay que hacerlas en este tinglado que va de máxima disciplina del motorsport...

No salgáis de casa salvo para lo imprescindible. Os leo.

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