Corren malos tiempos para la lírica y para todo lo demás. La política, que en esencia debe estar al servicio de los ciudadanos, ha tomado a estos por el pito de un sereno y los utiliza como rebaños de carneros en celo, y mírense ustedes los bolsillos y el zurrón, por favor, pues todo eso que no nos gusta, ni nos ha gustado ni nos gustará, surge del gesto cobarde de ceder nuestra responsabilidad personal a quien nos regala una manta zamorana por pillar un lote de bragas o calzoncillos, y posteriormente, de llamarnos andanas porque el que se ha equivocado siempre es el de enfrente.
Por si alguien tiene dudas, no hablo de izquierdas ni derechas, de creencias ni ideologías, hablo de actitud personal responsable. Los políticos son nuestro reflejo y degraciadamente no hay mucho con lo que sacar pecho en todo el hemiciclo. Los medios también los son y tampoco hay mucho de dónde rascar, pero se nos ha pedido que arrimemos el hombro y hemos desenvainado el sable para celebrar duelos a muerte, que en esto, ni el lenguaje nos está permitiendo hablar con tranquilidad, comunicarnos, montar debates sanos, mejorar como colectivo a pesar de las diferencias...
En casa como en ningún sitio... Os leo.
1 comentario:
Predicamos en el desierto.
Llevo tiempo diciendo esto mismo pero mucho peor expresado a la gente y lo normal es que acabes con una etiqueta de facha, rojo o tonto.
Reconforta saber que hay más gente que piensa lo mismo. Me entristece pensar que todo seguirá igual el primer día de nuestra nueva vida.
Al final es fácil cansarse de remar contracorriente.
Un saludo
Sr.Polyphenol
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