Estaba claro que el asunto FIA/Ferrari tenía poco recorrido, desde luego mucho menos del que ha pretendido darle una prensa especialista que no ha entendido todavía que los tiempos de Bernie ya pasaron.
El caso es que por el bien de la imagen del deporte (sic), Ola Källenius (Daimler) habría aconsejado a Toto Wolff una retirada ordenada, y, agarraros a la silla, todo ello en una conversación privada cuyo contenido no ha trascendido en el momento de escribir estas líneas, lo que nos pone en que si este tema lo cogen Rafael Azcona y Luis García Berlanga se sacan un peliculón que lo peta.
El problema hasta ahora mismo era el secretismo y se zanja con otro secretismo —y dos avellanitas y un palo, añado—, sin que importen lo más mínimo las demandas de los equipos lesionados económicamente y tal y tal, porque, en el fondo, carecía de relevancia esta parte de la trama que ha puesto la yugular de muchos más tiesa que el tronco de un eucalipto. Max seguirá reclamando venganza a pesar de que terminó tercero en 2019, por delante de los Ferrari, y nuestra amada prensa posará sus ojos en el hacha de guerra que se intuye levantada en el seno de la entente anglo-germana; y aquí paz y allá gloria, que decía aquél.
Siguiendo el guión previsto, se pliegan velas y el secreto de Maranello sigue siendo secreto, meollo de toda esta cuestión...
Y eso, que os leo desde casa.
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