miércoles, 25 de marzo de 2020

Daños colaterales


Fui de los primeros en aplaudir cuando en septiembre pasado conocimos que el WEC iba a aplicar el llamado Success Handicap o Penalización por Éxito, pues, a fin y a cuentas, parecía un buen sistema para equilibrar las cosas en la ya de por sí desequilibrada clase LMP1.

Hay que retroceder a 2017 para entender de dónde viene este entuerto, que nace en el hecho de que tras la salida de Porsche, Toyota Gazoo se quedaba como único fabricante en la máxima categoría de Resistencia a partir de 2018. 

Bueno, el gesto de la japonesa fue encomiable porque, al cabo, se echaba el campeonato a las espaldas y permitía que tirase dos años más hasta que llegaran los refuerzos —al final han sido tres—, pero puesto que había necesidad de fomentar el espectáculo, se organizó un pequeño tinglado coyuntural, en el cual, iban a convivir equipos privados y un gigante como Toyota en una sola categoría que daba cobijo a motorizaciones no híbridas e híbrida (la nipona), dejando que el EoT (Equivalence of Technology) hiciese de bisagra.

El asunto no funcionó. Una fábrica es mucho rival para cualquier equipo privado, y el EoT ejerció de mínimo aliciente...

Salvando las distancias, IMSA había intentado algo parecido en 2018 al tratar de asimilar las clases DPi y LMP2 a base de BoP (Balance of Performance, similar al EoT del WEC). Allí se trataba de que teams pequeños se pareciesen a teams grandes, pero por logística y recursos, así como por velocidad de respuesta ante los imprevistos, compararlos es como tratar de mezclar el agua y el aceite. Y en nuestro Campeonato del Mundo de Resistencia (World Endurance Championship FIA) ha pasado tres cuartos de lo mismo, como no podía ser de otra manera.

Desde un principio me posicioné a favor de que Toyota corriera sola como LMP1 híbrida en 2018 —luego vino lo del Supercampeonato 2018/19—, pero como andaba por ahí un piloto asturiano... bueno, ya sabéis cómo se pone el personal en cuanto aparece el de Oviedo. El caso es que ya no está Fernando Alonso en la parrilla del WEC y para revitalizarlo se ha recurrido al Success Handicap, aunque el resultado ha sido bastante peor de lo esperado porque su aplicación está dejando un triste sabor a mamoneo y decafeinamiento que tira bastante para atrás.

No consiste sólo en que nuestros gurúes y rancios habituales no digan ni mú, que bien podría meterse en este charquito, es que Team LNT no ha participado en las 6 Horas del COTA, Rebellion anunció su retirada definitiva a final de esta temporada y Aston Martin decidió hace poco poner piedras en el camino de los Hypercar...

Y digo que no consiste sólo en eso porque Toyota no es capaz de levantar el campeonato porque el Success Handicap viene impidiendo que sus dos tripulaciones luchen en igualdad de condiciones. Si no le toca al coche número 8 le toca a 7, el caso es que las carreras han perdido aceite porque ni siquiera dos vehículos iguales con tripulaciones similares, son capaces de luchar de tú a tú por las mieles de los mundiales en juego. Desconozco si esto entraba en las previsiones, pero que me mate un camión si es medio normal.

Desde casa como en ningún sitio. Os leo.

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