Gracias a la película Le Mans gozamos de una fuerte salud como aficionados a la Resistencia. ¿Quién no la ha visto?, ¿quién no ha caído en sus redes...?
Al igual que sucedió con la cinta Rush, la imagen idealizada que ofrecía sobre lo sucedido en el año 1976 se impuso a la realidad [¡Cuánto daño ha hecho RUSH!], y al cabo, había quien discutía aspectos incontestables en base a hechos que pertenecían al ámbito de la ficción. La figura del pobre Niki es uno de ellos.
Es bien cierto que el Lauda mayor, el campechanote austriaco que conocemos en la actualidad, tan dado él (siempre) a reescribir constantemente su historia pasada y a sacar la lengua a pasear cuando menos conviene, se tomó muy en serio que Daniel Brühl le interpretara al modo que más le satisfacía, pero ello no impide que el Lauda joven se forjara como campeón gracias al continuo asedio al que le sometió la prensa british.
Os leo.
Niki era un niño bien que se curró entrar en Fórmula 1 sin que la magnanimidad británica le hiciera el favor. No tuvo un Lord Hesketh a mano, para que nos entendamos, lo suyo fue bregar de lo lindo aunque papá tuviese pelas. Conducía para Ferrari y ya sabemos lo que ha significado eso para los anglosajones desde prácticamente siempre. El austriaco era veloz y cerebral, no impulsivo y natural como el héroe nacional: James Hunt, y eso jamás se lo perdonaron. Y cuando en Fuji cede la rodilla, los plumillas se olvidaron pronto del accidente en el Nürburgring y le atizaron de lo lindo, incluso al año siguiente, 1977...
Me estoy yendo del propósito de esta entrada, disculpadme.
Rush y Le Mans ejercen de síntesis ¡y ya!, como para quien ha visto películas sobre El Quijote y no ha leído ninguno de los libros que Cervantes dedicó a su personaje, ni siquiera el de Avellaneda. Pero considero que la ficción es algo más y que debería llevarnos a indagar por nuestros propios medios, o no, nunca a establecer rígidos cánones.
Se me va acabando el tiempo y ya he homenajeado suficiente a mis otras tres intentonas [#25TLM14], [#25TLM15] y [#25TLM16], pero no quiero despedirme de la de este año sin referirme siquiera de rondón a Steve McQueen y a su grandiosa idea de regalaranos una edición de las 24 Horas de Le Mans que jamás existió, que sin embargo, en la retina de muchos es la única que va a misa. Querido Steve, si esto no es magia que baje Dios y lo vea.
Se me va acabando el tiempo y ya he homenajeado suficiente a mis otras tres intentonas [#25TLM14], [#25TLM15] y [#25TLM16], pero no quiero despedirme de la de este año sin referirme siquiera de rondón a Steve McQueen y a su grandiosa idea de regalaranos una edición de las 24 Horas de Le Mans que jamás existió, que sin embargo, en la retina de muchos es la única que va a misa. Querido Steve, si esto no es magia que baje Dios y lo vea.
Os leo.
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