jueves, 21 de junio de 2018

No ha sido para tanto


El anecdotario rebosa líos como el de estas semanas pasadas, con el cual, los seminaristas trataban de impedir como fuese que los paganos errásemos al creer que la gente celebra sus cosas cuando le vienen en gana y no cuando sancionan los índices, y mira tú, lo de lo 300 Grandes Premios de Fernando Alonso quedó en Montreal en una celebración casi íntima, de esas que no dan en el Hola más que para faldoncillo con foto a cuarto de página.

Bien es verdad que si los de la prensa rosa hubieran andado un poco listos, o si les importásemos un carajo, que ésa es otra, podían haberse montado un especial 300 GPs de Fernando Alonso casi de gratis total, simplemente tirando de la cantidad de material que nutrió las redes sociales con ocasión de tan controvertido evento.

Pero mirad cómo estamos a día de hoy: ni el Hola ni sus rivales del cuché creativo nos han tomado en consideración, y aquellos gritos histéricos de ¡Padre, Padre, que la plebe quiere pecar y hay que impedirlo! que sonaban en el claustro, son ahora ecos lejanos de un pasado pluscuamperfecto que no interesa a nadie.

La vida pasa, para todos. Damos importancia a cosas que creemos que son importantes, que tienen sustancia, que pueden alimentar a según qué espíritus, y la realidad nos pega la bofetada correspondiente. Y aunque el Prefecto del seminario alentara a sus delfines a que impidieran el pecado, al final, ni pecado ni leches. McLaren agasajaba a su primer piloto en el Gilles Villeneueve en petit comité y ahí nos quedaba servida la anécdota: los mismos gilipollas que alertaban del posible borrón en página, se ríen hoy de la poca gente que acudió a la celebración. Será que es otra cosa... siempre es que es otra cosa.

En fin, tengo tarde gandula. Me consta que en determinados mentideros se barajaba la posibilidad de que mis 24 Horas de Le Mans [#25TLM18] fuesen simple postureo, y aquí me tenéis, pagando el esfuerzo de resolver mis asuntos como me apetece resolverlos, no como creen que los resuelvo los que siempre ponen pegas a todo, los que ven pecados en todas las esquinas, los que son como mi suegra cuando la pobrecina tenía arrestos para intuir segundas intenciones donde nunca las había ni las hubo.

¡Padre, Padre, que la plebe quiere pecar y hay que impedirlo! Sois el cáncer de nuestra afición, mamones. Llamáis a incendio cada mañana, cada mediodía y cada tarde y noche. Y aunque el Pater gordo os dé su bendición, gastáis más energía en chorradas que la que os sería rentable invertir. No ha sido nada, ¿lo veis? No ha sido para tanto...

Os leo.

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