domingo, 17 de junio de 2018

Un laboratorio largo #25TLM18 [11]


El circuito de La Sarthe y las 24 Horas de Le Mans suponen un gigantesco laboratorio donde probar nuevas tecnologías y materiales, y las marcas lo han usado para presentar sus propuestas innovadoras y también (si es posible), para demostrar que son las mejores alternativas.

Es de sobra conocido que Renault estrenó la era turbo en Fórmula 1 en el año 1977 [Renault RS01 «The Yellow Teapot»]. Quizás sea menos sabida la relación de aquella aventura con la de Renault Alpine en Resistencia, iniciada en 1975, que alcanzaría el éxito en Le Mans 1978 con el modelo A442B. Pero desde luego, suele pasar muy desapercibida la importancia que tuvieron los neumáticos radiales Michelin en el triunfo de la opción turbo en F1 a finales de la década de los setenta del siglo pasado y comienzos de los ochenta.

Imagino que estamos viendo ya la importancia que tuvieron las 24 Horas de Le Mans en todo esto, pero no importa, echamos el ratito igualmente.

Y es que hay que entender que los lazos comerciales y deportivos de marcas francesas como Michelin y Renault, (y Alpine), eran fortísimos entonces. Primero de todo porque la industria gala siempre se ha mostrado muy chauvinista con sus cosas, incluso desde mucho antes del episodio que estamos relatando, y segundo, y seguramente más importante, porque durante esos años está en fase de expasión internacional.

Le Mans supone un hermoso caramelo para todo esto, sin duda, muy difícil de rechazar.

Las 24 Horas son la prueba de casa, y gracias a los duelos entre Ferrari y Ford, Ferrari y Porsche, Porsche contra todos, etcétera, ha logrado una proyección mediática cuyo valor es incuestionable. Además, propone un escenario duro, muy duro y exigente donde sondear la buena factura o insolvencia de una propuesta determinada. Supone una jornada completa que se desarrolla a lo largo de miles de kilómetros, a los que hay que sumar los correspondientes a entrenamientos y clasificación. Bajo las dudas de las inclemencias meteorológicas o directamente sobre piso completamente mojado, o mojado por zonas, o con el asfalto a alta temperatura, etcétera...

Para Michelin supone un gigantesco campo de pruebas, un laboratorio interesantísimo tanto por distancia como por duración. Tiene confianza en su producto radial para vehículos de calle y rally y a mediados de los setenta llega Renault con su propuesta y la de Clermont-Ferrand acepta el reto. Los turbo necesitan buenas gomas, y además, está el posible salto a la Fórmula 1, lo que significa un mercado nuevo. Y la del Bibendum lo hace y demuestra donde hay que demostrar estas cosas: en competición, que es una marca que ofrece un producto solvente que puede continuar ayudando al desarrollo de la industria automovilística. Y fundamental: es francesa.

Os leo.

No hay comentarios: