Este año no he cometido el error de otras veces: creer que se puede aguantar la noche de un tirón hasta que descubres, cuando ya es tarde, que no va a ser así...
He dormido como los malos vigías, con un ojo cerrado y el otro puesto en la retransmisión, pero la sensación es buena. Me ha venido bien estar alejado de la pantalla del ordenador, cenar algo y echar varias cabezadas; olvidar por unas horas, en definitiva, que tengo que llegar entero a las tres de la tarde.
Fernando sigue en carrera, ha surcado la oscuridad como un martillo pilón, haciendo lo que mejor se le da: llevar la contraria a todo quisque. Luego hablaremos de eso.
Antes de la siguiente entrada habrá amanecido. Gorliz está ahora mismo entre dos aguas y yo sosteniendo el segundo café, el más necesario. Queda recuperar el relevo nocturno, claro, pero creo que no será difícil y que para dentro de tres o cuatro horas habré alicatado por completo lo que dejé anoche para mañana, hoy...
¡Buenos días, amor...! Os leo.
Antes de la siguiente entrada habrá amanecido. Gorliz está ahora mismo entre dos aguas y yo sosteniendo el segundo café, el más necesario. Queda recuperar el relevo nocturno, claro, pero creo que no será difícil y que para dentro de tres o cuatro horas habré alicatado por completo lo que dejé anoche para mañana, hoy...
¡Buenos días, amor...! Os leo.
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