domingo, 21 de octubre de 2018

¿Qué te queda, Sebastian? [05-10-2018]


Hay que ir haciendo hueco en el cuerpo para la que se nos viene encima con el Gran Premio de los EE.UU., y he pensado que puesto que la realidad impone seguir hablando de Hamilton vs. Vettel, nada mejor para entonarnos que recordar un texto que escribí a primeros de este mismo mes para MotorPoint. No se había disputado todavía el Gran Premio de Japón, pero también se mencionaba Austin como la última frontera... Bien, ya hemos llegado.


La situación de Vettel en el seno de La Scuderia es lo más parecido a una tormenta perfecta. Desaprovechadas las múltiples ocasiones que ha disfrutado este año para poner a Hamilton contra las cuerdas, en estos momentos depende para sobrevivir exclusivamente de la mala suerte que tenga el británico entre Suzuka y Yas Marina.

Ferrari no es un buen sitio para dormirse en los laureles ni para cometer errores. Lo hemos comentado otras veces: la enorme presión de pilotar para la rossa no tiene parangón en el mundo del automovilismo deportivo, y si el reto de soportarla resultaba atractivo cuando el alemán fue llamado por Sergio Marchionne para sustituir a Fernando Alonso, a la luz de los acontecimientos, cuatro años después el saldo no puede ser más negativo porque el de Heppenheim no tiene dónde ir fuera de la de Il Cavallino.

El proyecto Mercedes AMG permanece cómodo y asentado con Lewis Hamilton como primer espada y Valtteri Bottas haciendo de leal escudero. En Red Bull, independientemente de que su relación con el motorista Honda no se prevé que dé frutos antes de 2021, sucede tres cuartos de lo mismo: la apuesta de Milton Keynes por Max Verstappen como figura central de la austriaca no muestra fisuras, ni siquiera con la incorporación de Pierre Gasly para 2019…

Desgraciadamente, más allá de Red Bull no hay nada. Renault está verde, al igual que lo está McLaren. Es decir: Sebastian está atado de pies y manos al devenir de la italiana porque mal que queramos, Maranello es el mejor sitio en la actualidad, la única escuadra con capacidad de enfrentar el poderío de Brackley y justificar con ello la presencia de un tetracampeón del mundo en sus filas.

Así las cosas, dan ganas de decir que ni al peor de nuestros enemigos se le podría desear un escenario como el que está viviendo Vettel ahora mismo, porque a la inmensa presión interna y ambiental que aprieta en estos momentos a la mítica, hay que sumar que nuestro protagonista ha hecho lo indecible por no mitigarlas ni tanto así.

Errores como el de Bakú, Hockenheim o Monza, resultan caros en cualquier equipo y ante cualquier contrincante, pero en Ferrari y con Hamilton enfrente suponen poco menos que tres episodios de suicidio consecutivos. A la prensa del país transalpino se le ha acabado la paciencia, y la anglosajona y alemana no han reparado en gastos a la hora de sustantivar las enormes virtudes del titular del dorsal número 44 desde el Gran Premio de Italia a esta parte.

Vettel lo tiene todo en contra. No se puede negar que él se ha metido solo en la ratonera, aunque, como decíamos al principio de este texto, lo malo de todo es que no hay salida salvo que Hamilton y su coche, o ambos en una hipotética conjunción de astros, cedan puntos en Japón o a más tardar en Austin.

Ya se habla del año que viene, pero para Sebastian puede ser demasiado tarde. Falta por ver qué tal resulta el coche rosso de la temporada próxima y si Leclerc se contenta con interpretar el papel de Kimi. En todo caso, más allá de Ferrari no parece haber sitio para el tetracampeón del mundo 2010 a 2013 y estas últimas cinco sesiones van a pesar como losas en sus aspiraciones profesionales.

Quedan cinco carreras contando con el Gran Premio de Japón, y me temo que Vettel no las olvidará nunca porque, en ellas, más que las victorias se jugará su futuro.

No hay comentarios: